Es de vital importancia llegar a comprender que aquello que denominamos enfermedad no pasa de un proceso de la Naturaleza para restaurar el equilibrio rítmico, al que llamamos salud, y que está asociado a la eliminación de las máculas acumuladas en el cuerpo espiritual. El cuerpo físico precisa eliminar las toxinas – heredadas, ingeridas o de alguna forma generadas – para que sus funciones no sean perjudicadas. El mal estar o dolencia constituye un incómodo indicio de la descarga natural de esos venenos.
Con el avance de la Nueva Era y en la medida que aumenta la intensidad de la Luz, la purificación se tornará proporcionalmente más severa. La elevación de la energía vibratoria, a través del Johrei y de los Sagrados Cultos, atenuará esa severidad por medio de la progresiva disipación de las nubes espirituales, preparando así la criatura para recibir la Luz más intensa, sin que tenga que sufrir una purificación repentina excesivamente severa.
Con la llegada de la Nueva Era, la Luz será intensa y directa como los rayos de sol al medio día. Una creciente purificación puede ser observada en todos los sectores y ella se tornará cada vez más severa. Todo lo que sea falso, perverso e impuro aflorará a la superficie y será eliminado. Habrá un mayor número de enfermedades, calamidades naturales, accidentes y crisis financieras. Es a esa purificación generalizada del planeta a que se refiere el Juicio Final. Gradualmente, veremos que él será una realidad. Aquellos que se hubieren librado suficientemente de sus impurezas estarán más aptos a adaptarse a la intensidad de esa Luz directa. Lo importante, en verdad, es la realización del Plano de Dios, pero para los que tienen poca o ninguna comprensión espiritual, habrá un período de grandes tribulaciones.
Extraído del Libro: «Los Nuevos Tiempos»