Varias obras literarias, desde la antigüedad, dejan claro que religión y milagro son inseparables. Si no hay milagros en una religión, ya no puede llamarse así, porque los milagros son realizados por Dios; la fuerza humana es incapaz de realizar un solo milagro. Por esta razón, una religión sin milagros no tiene razón de existir. Podemos decir que, aunque posee una forma religiosa, ha perdido su valor como religión.
Por lo expuesto arriba, es natural que, cuanto más poderosa sea la religión, mayor será el número de milagros manifestados. Milagro, en otras palabras, es la manifestación de beneficios inesperados. Con esto, el sentimiento de creencia surge del fondo del corazón, la persona ingresa en la fe y es salvada de la infelicidad. ¿No sería esa la verdadera religión?
No hace falta decir que un solo hecho vale más que cien teorías. Aunque dicen que la situación actual de Japón es una consecuencia de la derrota en la Segunda Guerra Mundial, es obvio que el aumento del mal social y, en particular, el hecho de que los jóvenes, que son el futuro del país, sufran la influencia de pensamientos insanos y se encuentran totalmente confusos, es una realidad deplorable. Si buscamos su causa, veremos que es consecuencia de la educación que tiene como regla de oro la ideología materialista. Hasta que no abramos los ojos a esa falacia, será imposible que esta cuestión se resuelva.
Por lo tanto, para derrocar la ideología materialista es necesario, obviamente, despertar el sentimiento religioso. Como predicado constantemente por nosotros, lo fundamental es hacer que se reconozca la invisible existencia de Dios, y para eso no hay otro método sino a través del milagro. Naturalmente, milagro es hacer posible aquello que es considerado imposible por la acción del ser humano. Si alguien se encuentra con un hecho absolutamente inexplicable por medio de teorías, es obvio que cualquier duda será disipada de una sola vez.
En consecuencia, como sugiere el título, se puede decir que la religión es milagro y viceversa. Por lo tanto, no podemos alcanzar los resultados esperados sino a través del reconocimiento de la existencia de Dios, por medio del milagro, y el cultivo de la ideología espiritualista para la construcción de un país pacífico y la exclusión del mal social.
En la historia de la humanidad, nunca ha habido una religión con tantos milagros como nuestra Iglesia. En ese sentido, en esta época de gran transición en que el mundo está perdido, el propósito de nuestra religión es sacudir las almas adormecidas y debilitadas espiritualmente, a través del soplo del milagro.
Dios, Todopoderoso, está manifestando por las manos de Kanzeon-Bossatsu1, que también recibe el nombre de Komyo-Nyorai²2, su fuerza de manera libre y sin obstáculos para realizar incontables milagros, siendo que nuestra Iglesia está siendo utilizada como el medio para la realización de la grandiosa Obra de Salvación.
Periódico Hikari no 12
11 de junio de 1949
Cimiento del Paraíso
- Kanzeon-Bossatsu: Kanzeon (Avalokiteshvara, en sánscrito) es el nombre de un Bossatsu asociado a la compasión. Generalmente asume la forma femenina y es conocida en Japón solo como Kannon («Divinidad de la Misericordia» en traducción libre). Bossatsu (Bodhisattva en sánscrito), a su vez, es un estado que cualquier ser humano puede alcanzar, movido por el deseo espontáneo de alcanzar el mismo estado de Sakyamuni, para el beneficio de todo a su alrededor. ↩︎
- Komyo-Nyorai: Según Meishu-Sama, es el nombre de una de las evoluciones de Kanzeon-Bossatsu. En el budismo, el Nyorai (tathagata en sánscrito) es un término utilizado para referirse al estado de iluminación (buda). ↩︎