El ideal de Dios es construir el Paraíso Terrestre, como afirmamos siempre. Si el paraíso es un mundo donde no existen conflictos, un mundo de paz y de absoluta Verdad, Virtud y Belleza, el que alcanzará el mayor progreso será el arte. Hay un dicho muy antiguo que dice que la religión es la madre del arte, lo cual hace innecesaria la explicación sobre la estrecha relación que existe entre ambos.
Lo curioso es que no ha habido entre las innumerables religiones surgidas hasta este momento, ningún iniciador que haya mostrado interés por el arte. De los artistas religiosos que se destacaron en este campo podemos citar: en Occidente, al pintor Leonardo da Vinci y a los compositores Bach y Hendel; en el Japón, el arte budista del príncipe Shotoku, a Gyoki, las esculturas de Kukai, etc., en la China, durante la Era So-Guem (Dínastia Sung, 960-1279), y en el Japón, durante la Era Tempyo (710-794), las pinturas de algunos bonzos.
Esto tiene su razón de ser y sobre ello escribiré a continuación. El mundo estaba en la Era de la noche y, como distaba mucho de la Era de la Luz, no había necesidad de preparar la llegada del paraíso; es decir, se encontraban en plena época infernal. En consecuencia, en esa situación infernal, los iniciadores de las religiones tuvieron que recorrer penosos caminos y experimentar innumerables sufrimientos para expandir sus enseñanzas. En verdad, no había motivos para hablar del paraíso o del arte, y hasta podemos afirmar que ninguno de ellos proclamó que construiría el Paraíso Terrestre. Sin embargo, aunque no se especificó el momento, hubo profecías sobre la llegada de un mundo ideal. Entre ellas podemos citar el Mundo Miroku, de Buda; el Reino de los Cielos anunciado por Jesucristo; el Mundo de la Agricultura Justa de Nichiren1, el Pabellón de la Dulzura de Tenri-kyo2, el Mundo de los Pinos de Ohmoto-kyo3, entre otros.
Nosotros tuvimos conocimiento de que por fin ha llegado el tiempo, y queremos anunciar a toda la humanidad que el paraíso está a punto de construirse. Naturalmente, no se sospecharía siquiera que la realización de un proyecto tan grande, que podría considerarse un sueño, se concretará con la fuerza humana; pero como es una Obra divina, no existe la menor duda de que se hará realidad. Dios está manifestando innumerables y sorprendentes milagros para demostrar Su Fuerza e inculcarnos una fe sólida. Podrán comprobar esta realidad cuando vean que los mesiánicos, al experimentar milagros, logran una fe inquebrantable.
Para concretar ese Plan divino, nuestra iglesia dedica todos sus esfuerzos al arte, y como comienzo de esta promoción se está construyendo actualmente prototipos del Paraíso Terrestre en Hakone y en Atami, lugares de magníficos paisajes. Si no son conscientes de los puntos que acabo de exponer, no podrán comprender el verdadero significado del nacimiento de nuestra religión. En resumen, las religiones que existieron hasta ahora tuvieron la misión de preparar los cimientos para la construcción del Paraíso Terrestre, y la de nuestra iglesia es concretarlo.
Periódico Kyusei no 61 6 de mayo de 1950
Tomado del Libro: Cimiento del Paraíso
1 Nitchiren: o Nitchiren Shonin (1222-1282) es el nombre por el que se conoció al monje budista japonés Zesho-bo Rentyo. Fundó un importante segmento del budismo japonés que engloba decenas de escuelas de diversas interpretaciones doctrinales. El budismo de Nitchiren se basa en la afirmación de que todas las personas tienen el potencial de alcanzar la Iluminación.
2 Tenrikyo: religión japonesa fundada en 1838 por Miki Nakayama (1798-1887).
3 Oomoto: religión japonesa fundada en 1892 por Nao Degutchi (1836-1918).